Enfermar es humano

ENFERMAR ES HUMANO: CUANDO EL PACIENTE ES EL MÉDICO Cátedra de Profesionalismo y Ética Médica. Universidad de Zaragoza • Grupo de Investigación en Bioética de Aragón (GIBA)-IIS Aragón 147 tante, que la existencia de esta vía alternativa supone un agravio para otros estamentos y trabajadores sanitarios y para los pacientes. Así las cosas, proponen que este circuito rápido sea organizado desde los SPRRLL. La mayoría de los médicos (83,17%; 83,10% de hombres y 83,22% de mujeres) cree conveniente que los médicos enfermos acudan a los SPRRLL cuando están enfermos, aunque luego pocos los utilizan, como hemos señalado anteriormente. Por ello, es también un área de mejora la relación entre los profesionales médicos y los SPRRLL de las instituciones donde trabajan. Tanto en las entrevistas a médicos enfermos como en los grupos focales de médicos de médicos queda claro que la fase diagnostica se produce de forma generalmente rápida y controlada. Sin embargo, el seguimiento de la evolución de la enfermedad queda en manos del médico paciente y existe una pérdida de continuidad y falta de adherencia a las propuestas realizadas inicialmente en las primeras consultas. El 79,22% de los médicos (81,92% de hombres y 77,18% de mujeres) considera que la confidencialidad de su proceso asistencial es respetada. Existen diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres tanto en el global como entre los activos, siendo en ambos casos mayor el porcentaje de hombres que consideran que sí que se respeta la confidencialidad. El 61,05% de los médicos (58,29% de hombres y 63,14% de mujeres) aceptarían de manera excepcional la pérdida de la confidencialidad en su asistencia clínica si ello conlleva una agilización en su diagnóstico y tratamiento. Sin embargo, un 14,88% de los médicos (15,61% de hombres y 14,33% de mujeres) no están dispuestos a perder la confidencialidad, aunque ello suponga una mayor rapidez en la asistencia. En esta situación hay diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres, de manera que, aunque ambos están, en su mayoría, dispuestos a aceptar la pérdida de la confidencialidad, en el caso de las mujeres sería de manera más excepcional, y en el caso de los hombres no habría esta restricción. El circuito asistencial convencional en sí mismo supone, en ocasiones, una pérdida de confidencialidad, por tener que coincidir en una misma sala con los pacientes, hecho que resulta incómodo para algunos de los médicos. De ahí que, algunos profesionales, proponen evitar en lo posible compartir la sala de espera de una consulta con pacientes o bien, dar alternativas como poder acudir en otro horario diferente al de los pacientes o acudir de una manera privada. Otra medida que plantean los profesionales en sus aportaciones es la de poder encriptar los datos personales de los médicos enfermos y atenderlos con un identificador numérico, ocultando nombre y apellidos de la historia clínica electrónica. De tal forma que se vele por su intimidad. Al mismo tiempo, sugieren la existencia de algún tipo de identificación de los médicos-pacientes (una nota en la historia clínica) y los médicos jubilados (mediante una tarjeta de identificación) para que quien asuma la atención de ese profesional sepa que el paciente también es médico. Gestionar el impacto del trabajo en la salud de los profesionales El 89,48% de los médicos (89,45% de hombres y 89,51% de mujeres) considera que la salud de los médicos afecta de manera directa a la atención sanitaria que prestan en su trabajo. Sin embargo, el 73,14% reconoce que “A los médicos nos resulta difícil admitir que estamos enfermos” (72,55% de hombres y 73,59% de mujeres). Para más de la mitad, el 68,18%, su salud ha condicionado su actividad profesional (63,94% de hombres y 71,39% de mujeres). Además, la mitad de los médicos,49,98% (44,13% de hombres y 54,41% de mujeres) ha tenido en los dos últimos años algún problema de salud que ha afectado su desempeño profesional de forma negativa. No todos los problemas de salud tienen el mismo impacto y de manera global, el 53,83% de los médicos están de acuerdo con que los problemas somáticos tienen menos impacto que los mentales en la competencia profesional. Sin embargo, existen diferencias significativas por sexo (60,06% de hombres y 49,10% de mujeres) donde las mujeres no están tan de acuerdo. El 45,31% reconoce que su actividad profesional ha afectado la atención de sus problemas de salud, con un claro predominio de las mujeres (38,48% de hombres y 50,49% de mujeres). El 89,65% considera que la sobrecarga asistencial es, sin duda, uno de los motivos que más ha afectado a su salud (87,27% de hombres y 91,03% de mujeres). El impacto de un error médico ha afectado a la salud del 20,29% de los médicos (20,14% de los hombres y 20,37% de las mujeres). A pesar de reconocer el impacto de la salud en su trabajo, la mayoría de los médicos, 89,37% (88,16% de hombres y 90,29% de mujeres), acude a trabajar con problemas de salud por los que hubieran dado la baja a un paciente. Excepto en el grupo de los MIR, son las mujeres quienes más acuden a trabajar estando enfermas, siendo estas diferencias estadísticamente significativas de manera global y en el grupo de los activos. La mayoría de las veces en las que los médicos han acudido a trabajar estando enfermos ha sido para no sobrecargar a sus compañeros, siendo éste un motivo más frecuente en mujeres, con una diferencia estadísticamente significativa (53,97%; 48,35% de hombres y 58,14% de mujeres). El otro gran motivo, ha sido por responsabilidad hacia sus pacientes, siendo en este caso un motivo más frecuente entre hombres, también encontramos una diferencia estadísticamente significa-

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