Atención Primaria 2025

Paralelamente hemos de impulsar la reinversión desde lo más superfluo, innecesario o inefectivo, hacia lo que más valor añade a nuestros pacientes: nuestro tiempo, esfuerzo, talento y medios deben migrar en esta dirección de forma progresiva y sistemática; al igual que en la medicalización del malestar, la contribución de la AP estará en buena medida condicionada a la extensión de esta revisión de la práctica clínica en el conjunto de la red sanitaria. III.3. Cronicidad. La AP como eje de la Atención al paciente crónico pluripatológico La mencionada fragmentación clínica de las especialidades hospitala- rias muestra especialmente su cara más preocupante cuando enfren- ta pacientes crónicos y pluripatológicos, ya que tiende a estructurar procesos paralelos e independientes en cada eje de morbilidad; la resistencia cultural a “devolver el paciente” a su Médico de AP tras el alta del episodio de atención hospitalaria, o para valorar comorbili- dades emergentes en la atención al problema principal, aumenta los pacientes en permanente y múltiple revisión en el hospital. La respuesta típica de la atención especializada es seguir sub-especia- lizando unidades para coser las roturas que la fragmentación ha ocasio- nado: atención domiciliaria tras el alta, case-management para pacientes frágiles, equipos de atención a pacientes terminales, etc. Pero esta estra- tegia acaba creando más problemas de solapamientos y descubiertos, porque se construye fuera de la lógica realmente sintética e integradora de la AP. El SNS no puede ser neutro en este dilema, y debe apostar por una estrategia de cronicidad dirigida por el médico y la enfermera de AP, dotándoles de medios necesarios (propios o movilizables por la AP). III.4. Prevención Cuaternaria. Seguridad del paciente Lo lógica de la medicina moderna entra frecuentemente en conflicto con las verdaderas necesidades de nuestros pacientes. La promoción de enfermedades nuevas desde el complejo industrial que rodea a la medicina contemporánea debe encontrar una actitud clara de con- tención por parte de los médicos; esta “prevención cuaternaria” de los daños que por imprudencia podemos causar a nuestros pacientes, se extiende a la epidemia diagnóstica, cribados que crean alarma y estigma sin resolver morbilidad, marcadores y chequeos no basados 28

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