El médico del Futuro
F undación E ducación M édica (FEM) 26 Actualmente, y en relación con los puntos anteriores, ha adquirido cara de naturaleza la que se conoce como Medicina Basada en la Evidencia (MBE), que pretende introducir elementos de máxima racionalidad cien- tífica en las decisiones clínicas. Fundamentada en el análisis crítico de las evidencias disponibles en la literatura internacional, sin ninguna clase de duda ha contribuido en gran manera a elevar el nivel medio de la calidad asistencial y a abandonar comportamientos basados en apreciaciones individuales poco críticas o experiencias carentes de base empírica. Sin embargo, es preciso señalar las consecuencias negativas que ha acarreado en la mentalidad del médico. Por un lado ha fomentado la fe ciega en los protocolos y guías de actua- ción generales, que el médico aplica, a menudo acríticamente, en casos particulares. Ello conduce inevitablemente a errores y a prácticas inade- cuadas -cuando no francamente incorrectas- dado que los protocolos y guías no pueden contemplar, por razones obvias, las características indi- viduales del paciente. Amenudo se olvida que el buen profesional médico es aquel que sabe cuando no aplicar ante un caso concreto sensu stricto un protocolo determinado. Por otro, ha contribuido decididamente a ensalzar las virtudes del razo- namiento científico determinista en menoscabo del componente relacio- nal de la actuación del médico, y a ver a los pacientes como sujetos con patrones de enfermedad normalizados susceptibles de recibir atención asimismo normalizada, diseñados a partir de exigencias que, a menudo, nada tienen que ver con la que se entiende como buena práctica clínica. En este contexto, es frecuente encontrarse con médicos que saben razo- nar y calcular mucho pero que saben escuchar muy poco.
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