Revista OMC Nº 48

legios, desde nuestras fundaciones, desde nuestros observatorios, desde nuestros foros, desde nuestras responsabilidades individuales… Y lo debemos hacer no solo en nuestros despachos, también en nues- tros hospitales, en nuestros centros de salud, en nuestras consultas, pegados a la realidad del día a día de nuestra profe- sión, de la mano de nuestros compañeros y compañeras en el quehacer diario. Esta realidad, Excma. Sra. Ministra, es la que me obliga a reiterarle, una vez más, como ya lo hicimos con sus antecesores, nuestro más absoluto compromiso con el actual modelo sanitario: universal, público y gratuito, eje y pilar principal de nuestro estado de bienestar. “No hay distancias cuando se tiene un motivo”, como escribió la novelista británica Jane Austen. Desde 2002, año en el que el Sistema Nacional de Salud completó su transfe- rencia a las Comunidades Autónomas, hemos elaborado y publicado más de veinte documentos que han analizado los problemas y han planteado las iniciativas de reforma necesarias a las autoridades sanitarias para mantener la cohesión y buena gobernanza, y para enfrentar a los duros retos que hemos sufrido: la politiza- ción electoral, la austeridad, la post-aus- teridad, la desinversión, la pandemia…, y en breve la post-pandemia. En estos documentos, se puede trazar una trayec- toria de continuidad en nuestro compro- miso con la solvencia y sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud español. La desatención política e institucional de estas reformas son parte de la amarga cosecha de problemas que hoy se nos muestran como pesadillas intratables. Un ejemplo claro es el lento e insidioso pro- ceso de deterioro y descapitalización de la Atención Primaria. La propuesta de cambio y reforma nos señala que nuestro modelo sanitario ne- cesita una serena y profunda revisión que garantice su sostenibilidad y en el que los médicos jugamos un papel esencial. Si hay una medida realmente urgente, una medida que hay que tomar en pri- merísimo lugar, es prestar atención a los profesionales médicos. A día de hoy te- nemos un salario francamente inferior a nuestros compañeros europeos, tenemos una precariedad laboral que alcanza casi al 50% de los profesionales y que genera situaciones personales ocasionalmente dramáticas en un entorno de muy alta responsabilidad. Solamente disponemos de 5 días al año para actualizar nuestros conocimientos y hablar de investigación en el entorno asistencial es simplemente utópico. No es extraño encontrar -en un estudio presentado recientemente por nuestra organización- que el 33% de los médicos quiera jubilarse y el 50% sufra el Síndrome del Trabajador Quemado. Es urgente reducir estas cifras como tam- bién es urgente que el PIB destinado a Sanidad alcance el 7%. Es urgente un refuerzo de la Medicina Familiar y Comunitaria desde la facultad hasta lo puramente asistencial, donde la precariedad impacta directamente. Es muy difícil conocer a la familia o a la comunidad cuando los contratos en muchas ocasio- nes son por días o incluso por horas. Es urgente conjugar la acción de la aten- ción primaria y la hospitalaria, dos blo- ques que se han ido distanciando a lo lar- go de los años. Es urgente modernizar y potenciar la asistencia socio-sanitaria. La pandemia El presidente denunció “el lento e insidioso proceso de deterioro y descapitalización que vive la Atención Primaria” ha dejado en evidencia las carencias y ne- cesidades de este ámbito. Es urgente asumir la necesidad de cola- boración entre la sanidad pública y la pri- vada en la que desarrollan su carrera pro- fesional muchos de nuestros compañeros y compañeras médicas. Todo con el único objetivo de ayudar a los pacientes. Es urgente un liderazgo dentro de la cogo- bernanza de un sistema nacional de salud dividido en 17 servicios autonómicos con carteras de servicios que presentan dife- rencias poco entendibles o aceptables, y con condiciones laborales distintas para los profesionales. Es urgente que se consulte a la profesión médica en la elaboración y redacción de leyes que afectan a nuestra práctica asis- tencial. En este caso, me refiero a la ley de regulación de la eutanasia. Es urgente pensar en nuevas especialida- des, entre ellas la medicina de Urgencias y Emergencias, reconocida en el entorno europeo y muy relevante en la Unión Eu- ropea de Médicos Especialistas y que jue- ga un papel clave no solo en lo asistencial sino en las estrategias formativas que co- rresponden a ese ámbito y que requieren un liderazgo especializado. Los problemas están identificados y el elen- co de soluciones está fácilmente disponible: podemos sintetizarlas en las 45 propues- tas de la Organización Médica Colegial que nuestro anterior presidente, Serafín Rome- ro, traslado a la Comisión para la Recons- trucción Social y Económica del Congreso “ 10 | Noticias OMC | OMC 48

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