Revista OMC Nº 48

En sus manos está legislar para corre- gir las carencias y desajustes de nuestro SNS, en su gobierno está la capacidad de consensuar, parlamentariamente, las partidas presupuestarias que requiere nuestro SNS, y finalmente, las cuestio- nes técnico-operativas están en manos de sus Direcciones Generales que tienen la responsabilidad de buscar y proponer, entre las instituciones y organizaciones implicadas, las sinergias necesarias para llegar a buen puerto. Amelia Earhart, ejemplo de valentía y coraje, lo definió de la manera más sencilla –o más compli- cada–, cuando dijo que “la manera más efectiva de hacer algo es hacerlo”. Quiero terminar retomando la reflexión sobre la vida cotidiana de los médicos y la necesidad de transmitir a la sociedad en qué consiste nuestro trabajo. Como decía anteriormente, quizás no hemos sabido explicar la naturaleza del trabajo clínico: cómo se siente el médico que de madrugada tiene que salir al pasi- llo para decir a un padre o una madre que su hijo de 16 años ha muerto, que todo aquel proyecto de vida se acabó, se termi- nó. Y luego tiene que subir a la habitación de guardia, cerrar la puerta y resbalar de espalda contra ella hasta el suelo. O cómo se siente la médica del O61 cuan- do viendo a sus hijos pequeños subidos en el tiovivo no se puede quitar de la cabeza la imagen de la muerte que solo unas ho- ras antes encontró desparramada por la carretera, ni el olor que desprende, mezcla de combustible, goma quemada y sangre. O cómo se sintió mi amigo Jose, ese hom- bretón, oncólogo infantil, cuando en el de- sayuno a la salida de guardia y mojando el sobao en el café rompió a llorar porque no aguantó más la tristeza de la muerte del peque por el que llevaba luchando los últimos 9 años. No lo hemos explicado bien. No hemos sido capaces de trasladar a la sociedad en qué consiste nuestra profesión, ni siquie- ra lo más fácil, lo más sencillo, que solo queremos ayudar, que cuando decidimos estudiar medicina con apenas 18 años Es urgente conjugar la acción de la atención primaria y la hospitalaria, dos bloques que se han ido distanciando a lo largo de los años” nuestra única intención era precisamente esa, ayudar a los demás, a los más frági- les y a los más quebradizos que son los enfermos. Y si no hemos sido capaces de explicarlo bien, es nuestro deber hacerlo. Los Co- legios de Médicos juegan aquí un papel esencial para dar voz a todas nuestras compañeras y compañeros. Para estar presentes en todos los medios de comu- nicación y facilitar a la sociedad informa- ción seria, profesional y con rigor científi- co. Para ser referentes. Es importante que los Colegios tensen todos los instrumentos para prevenir derivas y conductas contrarias al interés general y también es importante que los gobiernos e instituciones den ejemplo y faciliten la creación de una conciencia co- lectiva para el bien común. A pesar de todo no hay un solo médico en España ni posiblemente en el mundo, que no se sienta orgulloso de serlo. Yo el pri- mero, ya os dije que no soy un gran cientí- fico ni investigador, pero si soy un médico “hasta las trancas”. Nunca me he sentido más orgulloso de ser médico que traba- jando en los campamentos de Tindouf o en el Hospital de Tanguieta en Benin. No entendería mi vida sin serlo, sin estar al lado de los pacientes. Tenemos que conseguir, desde el Consejo, desde todas las vocalías y desde todos y cada uno de los 52 colegios, que todos los médicos de España sientan el mismo or- gullo por pertenecer a esta institución, que es la que representa a la profesión médica. Conseguir ese engranaje entre el orgullo de ser médico y el orgullo de pertenecer a la Organización Médica Colegial es nues- tra misión. Y mi misión, liderarlo como presidente. Muchísimas gracias”. “ 12 | Noticias OMC | OMC 48

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