V Convención de la Profesión Médica
V Convención de la Profesión Médica No hay más innovación que antes de generalizar las patentes de producto (Lobo F, 1989). La innovación ha disminuido. La mayoría de las supuestas innovaciones son me-too ( Prescrire International, 2005; Lee C, 2006; ´t Hoen E, 2009; Light DW, Warburton R, 2011; De Boer, 2015, etc.). El 75% de la innovación, en medicamentos y en otros sectores, tiene su origen en fuentes de financiación pública directa (Vallas S, et al. , 2011; Block y Keller, 2011; Mazzucato M, 2015). El modelo de innovación basado en los sobreprecios que facilitan las patentes tiene, además, el riesgo de introducir sesgos por parte de las empresas, dañando la calidad y la imparcialidad de la investigación (Bell CM, 2006; Sismondo S, 2008; Lundh A, 2012; Flacco ME, 2015, etc.). Este modelo, al no ser cooperativo y abierto, hace que se repitan investigaciones y que se demoren los resultados, ya que diferentes grupos no pueden compartir las investigaciones que están realizando. También se aumentan los riesgos para los pacientes por la repetición de ensayos. Como denuncia la “Iniciativa de medicamentos para personas con enfermedades olvidadas”, la I+D orientada por las ganancias crea sesgos en la definición de prioridades (DNDi, 2016). El conocido sesgo 90/10: el 90% del esfuerzo investigador de las empresas farmacéuticas se orienta al 10% de la población, y al 90% de la población se le destina el 10% de la investigación. Al buscar precios muy altos, en ocasiones las empresas retrasan el lanzamiento del medicamento en un país, ya que se esperan a imponer su precio, mientras aumenta la presión a través de las asociaciones de pacientes y las sociedades científicas. Muchas de estas organizaciones reciben financiación de la industria desde los presupuestos de marketing dotados con los sobreprecios que permiten las patentes. De esta forma, la industria modela el discurso sanitario de las organizaciones (Angell M, 2004; House of Commons, 2005; Smith R, 2005; Light, Lexchin, Darrow, 2013; Council of Europe, 2015; Batt S, 2015; Wyden-Grassley, 2015). Otro efecto perverso es que un modelo que financia la investigación con los precios y las ventas de productos tiende a generar presión sobre los prescriptores para que receten
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